jueves, 22 de febrero de 2018

Responsabilidad de los medios en difusión musical

Ciertamente la diversidad de medios de comunicaciones deben estar a la vanguardia informativa y de entretenimiento para garantizar una actualidad que demanda el público. Nadar contra esta corriente sería improcedente para un medio que quiera rentabilidad y preferencia popular.

Escenarios políticos, sociales y culturales dependen en su totalidad de los medios de comunicaciones, los que garantizaran o no una prolongada existencia a las manifestaciones que se desprendan de estas condiciones. Es la voraz presencia y consumo de los medios los que indican el accionar en cualquier tipo de manifestación, ya que es el termómetro que indica el comportamiento de la gente ante informaciones, orientaciones y entretenimiento.



Al ser un instrumento de gran poder, es por eso que la comunicación debe estar sujeta a ciertos códigos de ejercicio que garanticen equilibrio entre lo económico, educativo y social. Para una armonía correcta, estos tres puntos deben aplicarse simultáneamente, ya que en su defecto, lo contrario desequilibra la sociedad para la que sirven los referidos medios.

En este caso en particular me referiré a lo musical, ya que es una manifestación artística de consumo masivo que refleja la realidad individual y social. Por ermitaño y poco social que sea una persona, siempre tiene alguna preferencia musical o hay alguna canción que de alguna manera siempre está vigente en su subconsciente.

Con preocupación veo el cada vez más ascendente apoyo a los antivalores musicalmente hablando, donde se incita a lo incorrecto, imprudente o negativo. Líderes de masas han surgido mediante estas expresiones musicales que escogen como blanco principal a personas adultas y jóvenes con poco o ningún nivel de intelectualidad que son fácilmente influenciables.

Lógicamente lo simple es y seguirá siendo lo más popular en todas las sociedades, en perjuicio de manifestaciones que reunen por lo menos un mínimo de calidad en interpretación, letras, partitura, orquestación o mezcla musical. Lamentablemente es precisamente esa popularidad la que llega más rápida a los niños que habrán de seguir trazando las pautas en un futuro.

Es justamente en este punto donde debe imperar el tacto, prudencia y sentido común de los que se responsabilizan de comunicar este tipo de contenido en los diversos medios de comunicación. Es un intangible compromiso moral y social el de todo medio de comunicación difundir más valores que antivalores. Justo por ello cada medio de comunicación radial, escrito y televisivo es reglamentado por el estado mediante órganos reguladores que vigilan todo el acontecer a nivel técnico y de contenido (la eficiencia o no de estas instituciones es tema para otro análisis).

Si no hay control y equilibrio igualmente los medios de comunicación promueven o propician la desigualdad músical, ya sea entre la calidad y mediocridad o entre lo moralmente correcto o no. Es injusto para una parte de la sociedad que no tiene poder de desición, tener que ser sometido musicalmente al gusto o preferencia de terceros que no tienen ningún criterio, los que sólo buscan beneficiarse descaradamente del calor del momento aunque en su ejercicio afecte géneros musicales y valores.

Preferencias en Radio, TV y Periódicos

Es como cuando vemos en TV que predomina más el puro entretenimiento, por encima de la información y contenido infantil. Quienes no tienen acceso al mundo globalizado, tienen que verse obligados a consumir lo que esas empresas pautan a su discreción. Es ahí donde la falta de información, educación y contenido infantil (necesario para la formación entre ciertas edades), contribuyen al desequilibrio que deja por resultado el auge de contenido audiovisual negativo.

Cuando un periódico dedica la mayor parte de su cuerpo de contenido a los sucesos del momento (política, economía, deportes, sociales ) y a sus compromisos publicitarios, relega una mínima parte a lo educativo, tomando en cuenta que dan mayor espacio al acontecer artístico. Pero resulta que el poco espacio para lo artístico es destinado a exponentes musicales cuyo producto es un cancer que carcome a la sociedad. Lógicamente ya no hay espacio para nada más, incluidas las noticias o actividades de aquellos artistas que sí tienen productos de calidad y que aportan de manera positiva al mismo pueblo.

Cuando un programa de TV tiene espacio para tener en su contenido a 5 o 6 artistas y dedica todo ese tiempo sólo a la expresión musical del momento, maltrata e ignora a dignos artistas de otros géneros musicales, que independientemente de que también tienen público y sus producciones son de calidad comprobada, son simplemente marginados.

Por ejemplo, cuando ese programa se identifica como un espacio de variedades y en un solo día presenta a 6 exponentes urbanos, ignorando a los merengueros, bachateros, salseros, solistas, rockeros y demás. Este caso es disculpado si se trata de una edición especial dedicada al movimiento urbano, pero en caso contrario, es una incongruencia, error y mentira llamarse espacio de variedades, ya que en realidad es un programa de música urbana, aunque en su contenido tenga secciones que destacan algunas informaciones de otros géneros u otras manifestaciones artísticas.

Lo mismo sucede en la radio, donde la pauta apabullante del contenido urbano arropa a los demás géneros, los que por suerte están respaldados por una minoría de estaciones especializadas en esos ritmos que garantizan su permanencia.

Música urbana y demás géneros en medios

De qué le sirve a algún artista hacer una cuantiosa inversión en hacer una producción musical (incluido el pago de payola), cuidando la calidad de su contenido y lo que aporta a la sociedad, cuando la mayoría de los directores de emisoras y locutores dan el mayor apoyo a artistas cuestionables, cuyas producciones se hacen apenas con sencillas aplicaciones en computadoras y su contenido no tiene la minima calidad, además de incitar lo negativo desde cualquier punto de vista.

Este análisis no está en contra de la música urbana o cualquiera de sus derivados, ya que hay exponentes que han demostrado que su aporte social y valía musical son tan grandes como su popularidad. Más bien está concentrado en esa desigualdad imperante en algunos medios, los que con tal de beneficiarse del momento destacan desproporcionadamente ese género por encima de los demás, varios de ellos representativos del país y de gran valor musical y social.

Los medios no imponen la preferencia popular, eso lo hace el público, y dependiendo de su arraigo, acondiciona la manera en que debe ser presentado. De esta manera no se satura, no se lesiona, todos los géneros y movimientos tienen participación. En definitiva, todos ganamos.

La tecnología actual ayuda considerablemente a las expresiones musicales o artísticas que son ignoradas por los medios tradicionales, con plataformas especialmente concebidas para que esos ritmos puedan consumidos sin interrupciones o intermediaciones de un tercero que elija lo que ha de escucharse, ver o leerse. Esa es la gran tendencia, pero las masas seguirán dependiendo por mucho tiempo más de los sistemas de comunicaciones tradicionales, por lo que es un deber que trabajen con criterio, responsabilidad y compromiso social. FM

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